Si existe una intervención en el campo de la odontología que causa temor en los pacientes, es la extracción de las muelas del juicio.

Sin embargo, esta fama es inmerecida en una gran cantidad de casos, así que, vamos a repasar las claves fundamentales para perderles el miedo.

  • ¿Cuándo es necesario sacarlas?
  • ¿Por qué duelen?
  • ¿Es posible nacer sin ellas?
  • ¿Se pueden tratar sin necesidad de extraerlas?

Las muelas del juicio, o CORDALES, hacen su aparición en boca alrededor de los 17 años, aunque muchos pacientes no tienen porque nacieron sin ellas.

Debido al escaso espacio que queda, es muy común que estén inclinadas y por tanto, no puedan ubicarse bien dentro de la arcada. Este es uno de los principales motivos por los que se extraen: su posición imposibilita la erupción y causa dolor o daña la muela de delante.

Otro de los objetivos más comunes es garantizar la estabilidad después de un tratamiento de ortodoncia.

Sin embargo, el dolor no siempre justifica la exodoncia del cordal. En muchísimas ocasiones, recibimos en consulta pacientes que acuden por dolor ocasionado por una infección localizada en la encía, llamada pericoronaritis. Esta afección, se da en aquella muelas del juicio que están “a medio salir” y que tienen todavía parte de encía recubriéndola.

En este caso, basta con una limpieza profunda de la zona y el antibiótico adecuado.

Pero, ¿Y si hay que sacarla? ¿ Será tan doloroso como dicen?

Pues dependerá de cada caso.

No será igual una extracción en el maxilar que en la mandíbula, si hay infección o caries previa, si está muy profunda o por el contrario está totalmente erupcionada, ….

En el peor de los casos, siguiendo las indicaciones postorperatorias, minimizaremos las molestias.

Si tienes dudas, consúltanos.

Lo primero será realizar una radiografía panorámica y una exploración en clínica. Valoraremos el estado de tus muelas del juicio, y  te asesoraremos para evitar la extracción en la medida de lo posible.

¡ Te esperamos !